La orfebrería como modo de vida

El platero azuleño Tato Soriano obtuvo el Gran Premio en el Concurso Nacional de Artesanías del Fondo Nacional de las Artes. Su pieza, Cuchillo Picaso, se expone hasta febrero de 2019 en el Museo de Arte Popular "José Hernández".

“Recibir este premio fue algo inesperado, sinceramente. Ya me consideraba satisfecho por estar por cuarto año consecutivo entre los seleccionados, todos artesanos de reconocida valía”. El sorprendido es Cristian “Tato” Soriano, orfebre oriundo de Azul, Buenos Aires, que fue distinguido por el Fondo Nacional de las Artes (FNA) con el Gran Premio del Concurso Nacional de Artesanías.

Tato le presentó al jurado – conformado por Lorena Anchaba, Víctor Jorge Bojanich, Fernando Bach y Pablo Mendivil– un cuchillo picaso (llamado así por el pelaje de los caballos), con partes en Plata 925 y vaina de cuero crudo con costura chata, en el que se destaca la figura de un gaucho esculpida en su cabo. “Al momento de bocetarlo, este trabajo era un desafío. Hacía tiempo que tenía intenciones de incursionar en la técnica de fundición a la cera perdida y por eso asistí durante un año al taller de escultura de la escuela de Bellas Artes de Azul”, explica.

La técnica consiste en tallar una figura –en este caso la cabeza de un gaucho– en cera para luego fundirla en plata. “Armando Ferreira me ayudó mucho en el proceso de tallado de esa mini escultura. La inclusión de la cabeza, más allá de ese desafío inicial, tiene que ver con lo criollo como parte de ese crisol de razas y culturas que forman parte de nuestra idiosincrasia”, señala.

Se trata de un ornamento que refiere al propio usuario del elemento, la historia y la cultura que vuelven en círculo sobre la pieza misma. Es que este tipo de cuchillo –hoy objeto decorativo y coleccionable– es uno de los complementos del hombre de campo, un arma de cintura que es a la vez herramienta de trabajo desde tiempos coloniales.

“Creo que la platería criolla es importante no solo en mi región sino en todo el país. La artesanía tradicional –que es en lo que podemos enmarcar al oficio– es trasmisora de identidad, tradiciones, costumbres, cultura, patrimonio, portadora de técnicas y conocimientos que se vienen desarrollando a lo largo del tiempo. En definitiva, forma parte de nuestro ADN cultural como tantas otras manifestaciones artísticas”, opina.

Un maestro que es alumno

Tato se inició en el mundo de la platería “por gusto y curiosidad”. Ingresó en 2002 como estudiante en la escuela de su ciudad de la mano de Pedro Scalcini y cuatro años después la orfebrería ya era su modo de vida. “Había renunciado a mi trabajo en un supermercado para dedicarme a pleno al oficio, trabajando en ese entonces para algunas joyerias y comercios”, recuerda. En 2011, empezó a tomar clases de dibujo y cincelado con Armando Ferreira, maestro platero de Olavarría y amigo y camarada de Juan Carlos Pallarols.

Al año siguiente, Armando - a instancias de Juan Diab- le propone que empiece a enseñar en su escuela. “Fue algo soñado pero a la vez  impensado para mí. Aquella decisión de renunciar a mi empleo y dedicarme al oficio, empezaba a dar sus frutos”, asegura.

Hoy Tato es director de la Escuela Municipal de Platería Azul. “Cuando me designaron director puse en marcha el proyecto de conformar una escuela de artesanías tradicionales copiando el modelo de la de Olavarría”, dice.

Hasta ese momento en su ciudad sólo funcionaba un taller de artesanías. Cinco años después, la institución cuenta con siete talleres en funcionamiento, equipamiento nuevo y herramientas.  “Siempre lo cuento, cuando asumí la escuela no tenía ni sillas (literal). Entonces comenzamos a realizar actividades musicales que nos permitieron recaudar fondos para cubrir las necesidades que teníamos”, recuerda Tato.

Llegar a lo más alto de la carrera docente no le impide continuar estudiando, perfeccionándose y aprendiendo nuevas técnicas que revitalizan sus artesanías, objetos vivos por definición. “La producción de piezas –subraya– siempre implica desafíos nuevos, conocimientos nuevos, jugar con la imaginación y las formas. Es un placer para mí  vivir de lo que me gusta. Ha implicado sacrificio, paciencia, constancia, sueños, pero nunca he claudicado en ese objetivo y las cosas lindas comenzaron a suceder”.



Las obras ganadoras y seleccionadas del Concurso de Artesanías 2018, organizado conjuntamente por el Fondo Nacional de las Artes y el Museo de Arte Popular "José Hernández" se exhibirán en dicho museo, Av. del Libertador 2373, CABA, hasta el 10 de febrero de 2019. 

Cuchillo Picaso, de Cristian Soriano, ganó el Gran Premio del Concurso de Artesanías.
Cuchillo Picaso (detalle)
"Tato" Soriano recibe el Gran Premio de la mano de Carolina Biquard y Felicitas Luna
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