Cinco sitios históricos de Salta para conocer en verano

Alberto Nicolini, ganador del premio a la Trayectoria Artística en la disciplina Patrimonio del FNA en 2018, recomienda visitar esta provincia del NOA, dueña de hermosos edificios históricos y un agradable clima veraniego.

1. Museo Casa Arias Rengel y Museo Casa Leguizamón, ciudad de Salta

Museo Casa Arias Rengel

“Salta tuvo una importante producción de viviendas durante el período colonial, especialmente desde que fue capital de Intendencia desde 1776. De las que quedan, se sugiere visitar el Museo Rengel de mediados del siglo XVIII, que es un caso muy interesante con un primer patio al que accedían los carruajes y una fachada que combina el portal de entrada al centro con dos volúmenes de habitaciones en dos plantas.  Fue sede del Museo Provincial de Bellas Artes hasta 2008 y conserva parte de esas colecciones. Inmediata a ella, en la esquina de Florida y Caseros, se encuentra el Museo Casa Leguizamón, de principios del siglo XIX, en dos plantas, con puerta esquinera en la baja destinada a comercio. En la planta alta, se desarrolla la vivienda de familia, cuyo interés mayor es que conserva parte del estupendo moblaje de la sala y el comedor”, explica el arquitecto especializado en patrimonio arquitectónico del NOA.

2. Cachi, en los Valles Calchaquíes

Iglesia de Cachi

“Si se planea hacer la excursión en vehículo por los Valles Calchaquíes desde Salta -continúa-, se disfrutará de paisajes inolvidables al trepar la cuesta del Obispo y recorrer la notable recta de Tin tin. El primer pueblo que encontrará será Cachi, cuya iglesia presenta una fachada neocolonial muy sencilla y un interior que sorprende con una nave angosta y larga que remata en un blanco retablo de mampostería; dos largos muros soportan arcos de mampostería y sobre ellos apoya un entablonado de madera de cardón. A su frente hay una angosta plaza seca, a la manera colonial y al costado de la iglesia otra plaza parquizada típica del siglo XIX.”

3. Seclantás, por la ruta 40

Iglesia de Seclantás

“Siguiendo por el valle hacia el sur, vale la pena cruzar el río Calchaquí para visitar el pueblo de Seclantás, especialmente, su iglesia de grandes contrastes: una fachada fechada en 1835, de doble torre y cúpulas muy elegantes y un interior que combina unas vigas rústicamente trabajadas por los carpinteros con una decoración de gran finura en los frisos de las paredes laterales y en el retablo”, sugiere Nicolini.

4. Hacienda de Isasmendi e Iglesia de San Pedro Nolasco, en Molinos

Hacienda Molinos

“Conviene detenerse y quizá hospedarse en la estupenda Hacienda de Isasmendi en Molinos, que fue la residencia de Nicolás Severo de Isasmendi, último gobernador realista de Salta y hoy es un alojamiento de calidad. Las habitaciones se desarrollan alrededor de un gran patio aporticado en uno de sus lados cuya entrada queda enfrentada con la de la Iglesia de San Pedro Nolasco de los Molinos, la más importante del siglo XVIII en los Valles. La fachada con arco cobijo, con doble torre, cúpulas y cupulitas angulares son de origen cuzqueño, muy bien replicada en Seclantás. El interior es de una nave amplia con dos capillas transversales; en una de las cuales está depositado el cuerpo momificado de Nicolás de Isasmendi”, aporta como dato curioso el arquitecto y defensor de nuestro patrimonio.

5. Pueblo de San Carlos

San Carlos

El quinto punto es un pueblo de calles estrechas que parece estar detenido en el tiempo.  “La travesía desde Molinos hasta el pueblo de San Carlos es un camino precario. Aún hoy desde Salta para llegar a San Carlos se prefiere la ruta hasta Cafayate por la quebrada del Río Las Conchas”, recomienda Nicolini como camino para acceder el último sitio y final de este recorrido histórico y lleno de naturaleza.

Sobre Alberto Nicolini
(Buenos Aires, 1931). Estudió en el Colegio Labardén de San Isidro y en el Colegio Nacional Buenos Aires. Es arquitecto egresado de la Universidad de Buenos Aires. Fue discípulo de Mario J. Buschiazzo, Ricardo Braun Menéndez y Héctor Schenone. Ejerció como profesor titular de la materia Historia de la Arquitectura entre 1964 y 2001 y fue Director de la Maestría en Historia de la Arquitectura y del Urbanismo Latinoamericanos de 1998 a 2007, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán. Actualmente es Profesor Consulto en esa misma institución y dicta cursos en la Maestría y el Doctorado en Arquitectura.

Es académico correspondiente de la Academia Nacional de la Historia y académico delegado de la Academia Nacional de Bellas Artes; miembro de número de la junta de Estudios Históricos de Tucumán; asesor emérito de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, y miembro de honor de la Fundación Miguel Lillo (2010). Formó parte del directorio del Fondo Nacional de las Artes entre 2001 y 2003.

En 1974, junto a Eduardo Ellis, desarrolló un plan para la restauración de centros históricos del Noroeste Argentino. En 1980 dirigió dos tomos sobre patrimonio argentino en el NOA patrocinados por la Sociedad Central de Arquitectos. En 2008 participó de una exitosa campaña ciudadana para evitar la venta de edificios históricos de la capital tucumana. Entre otros reconocimientos, en 2009, el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP) le otorgó el Premio a la trayectoria por la valoración y defensa del patrimonio.

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