“En la escritura todo el tiempo se vuelve a empezar de cero”

La escritora y profesora de sintaxis Gloria Peirano, ganadora del Concurso de Letras 2017, devela algunas aristas del proceso creativo de escribir y nos cuenta su experiencia tras presentarse en el certamen del FNA.

Foto: Nina Muschietti

Una mujer le habla a su hija pequeña –sentada en el asiento de acompañante del auto- durante las interminables giras por hospitales que hace por trabajo. Con ese puntapié, Gloria Peirano desarrolla un poderoso relato con el que obtuvo el segundo premio en la edición 2017 del Concurso de Letras del FNA por su novela La ruta de los hospitales.

El libro –publicado este año por Alfaguara y del cual un fragmento se puede leer en la plataforma “Arte sobre Rieles” del FNA– será presentado el miércoles 27 de marzo a las 18.30 en “Libros del Pasaje”, luego de dos años de escritura y otro año y medio de recorrido en el mundo editorial.

Licenciada en Letras y profesora de Morfología y Sintaxis , Peirano sostiene que "el conocimiento de la sintaxis de una lengua ayuda a escribir" y, consultada por el tema, ensaya algunas sugerencias y respuestas dirigidas a los escritores nóveles.

–¿Qué implicó para vos ganar el Concurso de Letras del FNA?

-Fue muy importante que la novela obtuviera el segundo premio del Concurso. Me gustó que además, en la edición 2017, ganaran también escritores que admiro, como Ricardo Romero, Franco Rivero y Claudia Masin. Evidentemente, el resultado del concurso influyó en la posibilidad de que la novela fuera publicada. De todos modos, los caminos de la escritura son realmente desconocidos. Una arma ese vínculo después de sucedidas las cosas.

-¿En qué sentido decís que son “desconocidos los caminos de la escritura”?

-Creo que el recorrido que se hace con la escritura es completamente propio y probablemente no funcione para otras personas. En mi caso, siento que mi relación con la escritura es todavía bastante inocente, en el sentido de que no tengo ningún plan con ella. Me resulta diferente al mundo del trabajo, en el que me moví como una hormiga con una hoja encima. En la escritura, me sentí siempre una cigarra, pero entiendo que es lo mejor. Se escribe con libertad, en soledad, con avances, pausas (son importantes las pausas para mí, algo descansa, decanta, se transforma en silencio), y retrocesos, con bastantes dudas y pocas certezas. No es un trabajo para mí, nunca lo fue. La escritura repele por sí misma la idea de resultado o de productividad, tan crucial para el sistema capitalista. En esos márgenes a los que denomino desconocidos, escribo.

-¿Qué sugerencias le darías a los escritores nóveles que se quieren presentar en el Concurso de Letras?

No tengo sugerencias para escritores noveles. Una sola, tal vez: que conserven la mirada, la voz, la sensibilidad. Es lo que yo intento, al menos. Ese intento permanente me transforma en una escritora novel, que me parece una etiqueta -dentro de las etiquetas posibles- bastante inofensiva, en el sentido de que en la escritura todo el tiempo se vuelve a empezar de cero.

-¿Las etiquetas son en general ofensivas o pueden invitar a superarse?

-Las etiquetas dicen poco sobre lo etiquetado. Es un recurso fácil para dejar tranquila la conciencia o para tratar de comprender la vida y el mundo. Te diría que funcionan en un nivel, en una comunicación rápida y veloz, como toda generalización. Se parecen a los estereotipos: sabemos que todo es muchísimo más complejo que un estereotipo.

-¿Una vez finalizada, cómo llegó la novela a convertirse en un libro publicado?

-Escribí La ruta de los hospitales durante dos años y medio. La envié al Concurso de Letras del FNA el último día, antes del cierre de las presentaciones. Cuando la novela obtuvo el segundo premio, la envié a algunas editoriales que me interesaban. Julieta Obedman, de Editorial Alfaguara, la leyó y decidió publicarla. Todo ese proceso llevó más o menos un año y medio.

-¿Se escribe una obra pensando en los concursos? ¿Afecta el proceso creativo de la obra?

-En mi caso, no escribo una obra pensando en un concurso ni afecta el proceso creativo.

-¿Solés presentarte a concursos literarios?

-No, no suelo presentarme a concursos. Me presenté en 2007, con la novela Miramar, en el Concurso de Novela de Página/12 y la novela obtuvo una segunda mención. Sinceramente, la presentación en el FNA me resultó sencilla y todo el procedimiento fue completamente transparente. Quiero destacar esa transparencia, que agradecí.

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