“Soy un poeta de la geometría”

En esta entrevista, Juan Stoppani, cuya obra se expone del 30/5 al 19/8 en Casa Victoria Ocampo, recuerda sus inicios en el Instituto Di Tella y asegura que el placer es central en su proceso creativo.

“Desde los cinco años hago obra. Nací en el 35 y cuando tenía esa edad las noticias que escuchábamos en la radio eran de la guerra. Recuerdo que hice un pueblito de barro y después lo rompí”, relata Juan Stoppani mientras acaricia a uno de sus gatos en su casa taller de La Boca. Años después, en 1968 -ya convertido en arquitecto y figura del Instituto Di Tella- Stoppani se uniría a otros artistas para, una vez más, destruir su obra. En esta ocasión, en protesta contra la dictadura.

La osadía no terminó bien, pero ni ese ni otros obstáculos lo disuadieron de mantener el disfrute como centro de su obra. El denominador común de su trabajo -ya sea frente a un lienzo en blanco, arcilla para moldear o un papel para conceptualizar- es la satisfacción. “Hago las cosas por el placer que me da hacerlas. He tenido esa actitud desde los cinco años; con el arte, es una actitud infantil”, explica.

Sus obras son como patios de juegos plenos de colores brillantes, formas que se podrían trazar con regla y ánimo de fiesta. De hecho, la muestra sobre el artista que el Fondo Nacional de las Artes exhibe en Casa Victoria Ocampo entre el 30 de mayo y 29 de julio, se llama Juan Stoppani - Geometría y celebración. Reúne obras creadas en la última década, período coincidente con su regreso a Argentina luego de vivir cuatro décadas en Francia.

- ¿Cómo fue su experiencia en el Instituto Di Tella?
Muy interesante; un momento de libertad. En el ‘68 hice una obra que era una mujer, en vivo, vestida con turbante y cola de 100 metros. Estaba rodeada por manzanas verdes. La obra combinaba colores y se llamaba Todo lo que Juan Stoppani no se puede poner. No trato de analizar: era una época de represión, pero no es que yo quisiera vestirme de mujer y no pudiese, es que no tenía tiempo para hacerlo yo. Luego, la policía cerró el Di Tella y, para protestar, los artistas tiramos obras a la calle. Tiré los 100 metros de turbante. A la semana me llamaron de la policía para que fuese a buscar mi obra y me metieron preso. Yo que no hacía nada a nivel político… El Di Tella es la Belle Époque de los argentinos. Quienes tuvimos la suerte de que Jorge Romero Brest (N. de la R: director del Centro de Artes Visuales del instituto entre 1963 y 1968) nos quisiera, durante cinco años pudimos hacer muchas cosas que no podíamos hacer en ningún lado. Hubo pocos galeristas que se arriesgaron. Todo era festivo y alegre. Hacíamos ruido para llamar la atención: no imaginábamos que la gente fuese a comprar… y nadie compró. Pero era necesario, en ese momento, hacer ruido. El arte hacía más ruido que otras cosas.

Biombo (2010), acrílico sobre tela; Virgilio (2017-2018), acrílico sobre madera.

Tras un par de malos tragos con la censura del gobierno de entonces, Stoppani decidió mudarse a Francia. “Otro grupo de gente también se iba. Allá hice muchas cosas, en teatro, en la moda, cursos de diseño y volví a hacer cerámica”, recuerda. En Argentina, ya había experimentado con arcilla. Ni bien se graduó en la Universidad de Buenos Aires, se empleó como dibujante en diversos estudios de arquitectura, pero allí sentía que no podría desarrollar los proyectos que anhelaba en el corto tiempo que pretendía. “De ansioso empecé a estudiar cerámica”, dice. Muchas de sus piezas celebradas son de ese material.

En Francia, uno de sus primeros trabajos fue en el teatro donde, recuerda, tuvo que confeccionar pelucas. “Estaba en el taller. Era un obrero”, señala. La buena relación que iba creando con sus compañeros y empleadores le permitieron ir sumando experiencias laborales.

En París también encontró el amor y un socio inteligente, generoso y leal para el trabajo. Stoppani analizaba mudarse a Londres cuando lo convocaron para trabajar en el vestuario de Eva Perón, del escritor, dramaturgo e historietista Copi (Raúl Damonte Botana), que se iba a representar en la ciudad. “En la casa de Copi, quien me abrió la puerta fue Jean Yves. Fue el 13 de enero de 1970. A partir de entonces trabajamos mucho juntos”, precisa y sonríe. Sentado en un sillón frente a él, Jean Yves Legavre asiente y enumera un sinfín de proyectos que desarrollaron juntos.

Fue su actual marido quien propuso regresar al país. En 2008 ArteBA organizó un homenaje a Stoppani y otros artistas. Para Legavre fue su primer viaje a Buenos Aires. Quedó fascinado, propuso vender la casa que tenían en Bretaña y volver. Stoppani aceptó con la única condición de vivir en una casa chorizo donde pudiera seguir creando.

-¿Cómo le gusta que el público se relacione con su obra?
Me gusta que la gente viva mi obra. Si alguien tiene una en la casa, que la viva. Y si quien se acerca a una muestra al ver una obra siente el placer y alegría que me dio hacerla, estoy contento; pero no es algo que busque. Mis obras son como juguetes. Dejo que la gente sueñe con ellas.

Aunque su estilo está categorizado como un ejemplo de Arte pop, Stoppani huye de las definiciones. Se debate entre señalar “No explico mi obra. Es un capricho y así hice muchas cosas” y “Soy un poeta de la geometría. La uso como base, pero yo construyo”. Sin embargo, tal vez la frase que lo pinta entero -y es visible en la energía de su obra- es: “Todo lo bueno lo guardo. Todo lo malo ya pasó”.

Díptico negro (2013), acrílico sobre tela.

Biografía de Juan Stoppani
Juan Stoppani es un artista visual, escultor, escenógrafo, diseñador y arquitecto nacido en Buenos Aires en 1935. Estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó en 1962. En 1964 recibió el Premio Ver y Estimar de escultura y en 1965 obtuvo el Premio Braque, una de las mayores distinciones en artes visuales de la Argentina. Juan formó parte del núcleo original del Instituto Di Tella en el movimiento del Arte Pop. En ese ámbito, diseñó y actuó en numerosas instalaciones y performances.

Se mudó a París en 1969. Durante las cuatro décadas en que permaneció en Francia colaboró con los artistas y directores Jean Louis Barrault, Jerôme Savary, Roland Petit y Jorge Lavelli y el historietista y dramaturgo Copi. Entre otros, realizó el vestuario de las óperas Simon Boccanegra (Bruselas); Madame Butterfly, El castillo de Barba Azul y La voz humana (Metz). Muchos de los trabajos de ese período -y desde entonces- fueron realizados junto con el artista Jean Yves Legavre. En 1999, sus obras se expusieron en una muestra en el Centro Cultural Recoleta. En 2007 fue homenajeado en la feria Arte BA junto a sus colegas Edgardo Giménez, Dalila Puzzovio, Delia Cancela y Pablo Mesejean. Cuatro años después se lo agasajó con una exhibición retrospectiva en la Universidad Católica Argentina, llamada De París a La Boca. En 2008 regresó a Buenos Aires. Actualmente sigue produciendo en su casa-taller de La Boca.

Paisaje (2013), acrílico sobre tela.
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